sábado, 4 de abril de 2009

Entre 1911 y 1914 una expedición excavó la ciudad que hacia 1345 mandó trazar Akenatón en un lugar deshabitado del desierto en el Medio Egipto: Aketatón, "el horizonte del Sol", hoy llamada Amarna. En lugar de explorar el centro de la ciudad con sus templos y palacios (explotados como canteras tras la muerte de Akenatón), se excavó la zona en la que los ciudadanos habían vivido y trabajado, lo que permitió hallar muchos objetos intactos en su contexto auténtico, en una ciudad abandonada precipitadamente y que nunca más volvió a ser habitada.

El descubrimiento más espectacular fue el taller de uno de los escultores de la corte que había trabajado para los templos y palacios de Akenatón. A la muerte del faraón se encontraban aún en el taller numerosas esculturas inacabadas que fueron dejadas allí por el artista. La mayor parte de estas obras pasaron al Museo Egipcio de Berlín tras el reparto oficial de los hallazgos entre el Estado egipcio y el mecenas berlinés James Simon.

La estatua de la reina Nefertiti parece haber sido acabada por el escultor a excepción del pulimento superficial de arcilla blanda. Sin embargo, en varios lugares se ven líneas negras que indican detalles sin ejecutar. La utilización de la caliza, material blando poco usual en las estatuas reales del periodo de Amarna, y estas líneas indican que no se trata de una estatua inacabada, sino de un modelo de taller utilizado para las estatuas en cuarcita, de las que se conservan varios ejemplares. El carácter de modelo de la estatua se deduce del exagerado énfasis en los detalles estilísticos, que presentan a una mujer madura y opulenta, de cuello delgado, un rostro que se caracteriza por arrugas pronunciadas en la zona de la nariz y la boca con comisuras profundas curvadas hacia abajo.

La gorra muy ajustada, de cuya perforación encima de la frente sale un ureo de cuerpo ondulado que aparece en relieve a lo largo de la raya, es un tocado típico de Nefertiti. También el finísimo vestido de mangas anchas y las sandalias son elementos que se repiten en numerosas representaciones de la reina. Dado que el cuerpo y el detalle iconográfico de la corona insinúan una identificación con Nefertiti, también hay una tendencia a interpretar las facciones de la figura con la esposa de Akenatón.tro, cuyos ojos muy abiertos contemplan la creación divina para recitar el Canto al Sol.

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